Cuando llego Montse mi hija mayor a nuestras vidas, la vida nos dio un giro por
completo, llego a consolidar la familia que queríamos formar, y la disfrutamos
tanto, que creo que hasta exageramos, pero fue hasta la llegada de nuestra
segunda hija cuando nos dimos cuenta de que por fin somos una familia completa.
Cada una llego en un momento, en un orden
y en circunstancias especiales, y
despertando una sensación única, muchas veces al estar embarazada de la
segunda, me preguntaba cómo iba a ser mi amor para ella, como se multiplicaría ese
amor para que alcanzara para las dos..y definitivamente cada una me mueve de
manera diferente y especial, cada una me da y le doy un amor en particular,
pero ninguno rebaza al otro, solo se siente, no se mide.
En el caso particular de mis hijas,
creo que a las dos las he disfrutado muchísimo, su diferencia de edades me ha
dejado hacerlo.
Lo que no puedo negar es que con la
mayor a veces sentía muchos celos de que ella siempre prefería estar con su
papá, llegaba su papá ( y aun ahora) y se olvida de mi, su mundo es su papá (
menos cuando está enferma por que ahí busca mi consuelo), y a diferencia de la
mini que ella es mas pegada conmigo, estando él, ella prefiere estar conmigo,
asi que creo que es un excelente balance.
Siempre bromeamos cuando salimos a la
calle los 4 juntos. “ vámonos, cada quien tome a su hija…” jaja. Pero es nuestra familia. Y creo que lo estamos
haciendo lo mejor que podemos para que las dos estén felices y así nosotros también.
Mi Post en Mamás y Bebés.
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